En Corriente de fondo se reúnen piezas que coordinan las prácticas de la publicación impresa y la pintura para navegar fluctuaciones en el consumo y producción de imágenes exacerbadas por tecnologías visuales emergentes. La pintura y la publicación impresa parecen particularmente propensas a descargarse ya de toda relevancia cotidiana con la evolución acelerada de plataformas más versátiles, útiles y en teoría democráticas que nos dan a ver y leer textos e imágenes, opiniones, registros, chistes, conclusiones, instantáneas. Menos espacio, menos trabajo, más contenido. Los nuevos útiles visuales prometen y amenazan con una crisis renovadora de nuestro aparato sensorial y sin duda han producido ya una desorientación que, por el momento, parece más eufórica que deprimente (si no es una síntesis insólita de las dos). El desmantelamiento de sistemas de valor condensados en objetos ahora desactualizados (revistas, periódicos, afiches, pinturas, directorios telefónicos) se hace sentir en todo lo que por mera costumbre seguimos llamando público o común (los salones de clase, las urnas de votación, las miradas cruzadas). Pero más allá de revisitar argumentos que casi siempre comienzan por aceptar la autovalorización de un ahora cada vez más claramente cómplice de la transformación de nuestro futuro en objeto de especulación mercantil, esta muestra quiere detenerse un rato en cosas impresas y pintadas para sondear —o, por qué no, invocar— otras maneras de modular sus temporalidades y materialidades. Más que buscar una emoción con la que enmarcar la caducidad de estos quehaceres cuyo aprendizaje forma parte de la complexión de nuestras vidas, queremos buscarle camino a filtraciones y contaminaciones propicias —junto a confrontaciones irreconciliables— con aquellas tecnologías y sus engendros.
Nuestro proyecto ensaya o simula un campo de igualdad entre órdenes diversos de información y representación, una igualdad heterogénea que le permite a cada orden —y a cada uno de sus objetos subordinados e insubordinados— profundizar y compartir sus texturas, pausas, inconsistencias y preciosidades. Nos hemos propuesto emparejar pinturas e impresos, no para ejercitarnos en la destreza de trasponer sus propiedades sino para cultivar los desniveles donde sus flujos de legibilidad se trancan, abultan y desmarcan. Nos hemos comprometido a imaginar las piezas de esta exposición a partir de la hipótesis de una reunión sin jerarquías, aunque sabemos que no basta con decretar igualdades para materializarlas.
Somos un grupo de artistas generacionalmente cercanos pero agarrados de intereses conceptuales o soluciones formales divergentes. Nos juntamos porque intuimos que un trabajo colaborativo en el intersticio entre estas dos prácticas nos arrastraría por meandros de vislumbres, ojalá imprevistos. Nuestra premisa de trabajo consistía en producir una exposición grupal en ausencia de un tema unificador o de una voz curatorial que validara la coexistencia de las piezas en un mismo espacio. Más bien queremos apostarle a una forma de trabajo que nos permita producir colectivamente una exposición individual sin la necesidad de constituirnos formalmente como un colectivo. Presentamos aquí el registro informal de este simulacro de colectivización.
Tupac Cruz