Mandatos de la abuela agua, 2020
Carteles y video que documentan proceso.

Esta obra, preferiblemente llamada Mandato, es resultado de un tejido de largo aliento colectivo, espiritual y desde las prácticas que enseñan los pueblos originarios; por tanto, está más allá de la producción convencional de obra. Es un proceso hijo de la 1.ª Carrera Ceremonial Andina en Unión por el Agua y de la Carrera Continental que cumple la Profecía del Cóndor y el Águila en Abya Yala. 

Consistió en un recorrido junto al Río Funza, encendiendo el fuego e invitando a mambear a procesos que como el nuestro tienen caminos propios al servicio del cuidado, recuperación y revitalización de las fuentes, afluentes y humedales; en suma de la Abuela Agua.

Es herencia de más de 11 años caminando con mayoras y mayores, Mɵrɵpikmera, The’walas y Yachakuna del Cauca, que mandan a obedecer a las Aguas y a las y los que son Agua.

Los Mandatos son medicina ilustrada para sanar las múltiples heridas que la colonialidad patriarcal impone sobre la mujer y la ciudad, así como los sentidos y significados de la feminidad, su lugar, su tiempo, símbolos y modos. Son ilustraciones de la mujer, de la feminidad del agua y de su dimensión práctica política-ambiental desde los modos propios cómo la mujer – y el agua – fluye, resiste y es fundamento de vida.

La ancestralidad practicada aquí es el hombro invisible pero presente de los Mandatos, es vivir en el presente aquello que el imaginario de la civilización que destruyó el planeta en menos de un siglo envió al pasado. Esta racialización temporal y cultural es lo que le imposibilita ver que las ciencias, tecnologías y prácticas ancestrales de los pueblos originarios son el futuro ambiental, ecológico y armónico del planeta y, por tanto, están más vigentes que nunca.