Entre Ecos es una exhibición que invita a cuestionar y reflexionar sobre la sostenibilidad, la crisis climática y nuestra responsabilidad colectiva; propone un encuentro en el que el público se enfrenta a la complejidad de nuestra relación con el medio ambiente. Entre Ecos no busca respuestas definitivas, sino inspirar un diálogo abierto y en constante evolución, desafiando al espectador a explorar las capas de significado, creando un espacio para la contemplación y la disidencia. Así, Entre Ecos es un llamado a repensar y redefinir nuestra conexión intrínseca con la naturaleza, un eco que resuena más allá de la galería.
En el marco de la exposición se realizarán charlas sobre la situación medioambiental en Colombia en colaboración con la fundación, Global Warning Agency (GWA).
Montenegro Art Projects es una galería de arte que genera diálogos multiculturales entre artistas consagrados y emergentes con proyectos expositivos que cuestionan nuestra perspectiva como sociedad. Los proyectos de la galería debaten sobre los fenómenos migratorios y ambientales, la libertad de expresión o el rol de la mujer en el arte.
Fundada en 2011 en Miami, Florida; MAP diseña experiencias a través del arte, como eventos, viajes y recorridos artísticos. En 2021, la galería abrió su nuevo espacio de exhibición en el Parque de la 93 en Bogotá, donde lleva a cabo su programa de exposiciones.
Tatiana Arocha (Nueva York, 1974) es una artista que creció en Colombia y hoy en día está radicada en Brooklyn. Su práctica artística explora la intimidad entre las personas y la tierra, enraizada en la memoria personal y su experiencia como inmigrante con énfasis en la comunidad, a través de intervenciones públicas y el intercambio de conocimientos. En la mayoría de los casos, las obras de Arocha vivifican y reconstruyen los vulnerables bosques tropicales de su tierra natal, enfrentándose a la pérdida ecológica, emocional y cultural causada por las economías extractivas y las prácticas coloniales. Al entrelazar tecnologías históricas y contemporáneas, el proceso y la artesanía poco convencionales de Arocha expresan su compleja relación con la naturaleza y la transformación cultural.
Alejandro Tobón (Medellín, 1978) reflexiona sobre los procesos históricos de colonización y aniquilamiento que transforman la relación con la tierra. Así, esta obra cuestiona las dinámicas bajo las cuales el territorio adquiere características mercantiles y, a pesar de ser un elemento natural común, se distribuye de manera sistemática y fragmentaria. Haciendo uso de formas geométricas y orgánicas, con principios constructivos propios de la artesanía, la arquitectura y la industria, Tobón crea una forma y superficie que ocupa un lugar e invita al espectador a interactuar, generando efectos y recorridos que dan cuenta de la presencia humana sobre el territorio.
Eduard Moreno (Bogotá, 1975) Con una mirada introspectiva hacia su origen y su entorno, el trabajo de Eduard Moreno se entrelaza con preocupaciones personales y públicas. Su exploración del lugar liminal se manifiesta en la noción de archivo, revelando plásticamente la complejidad de su experiencia. En respuesta a la crisis climática, su obra Paisaje Entrópico I y II aborda la creciente frecuencia de incendios forestales en Colombia. A través de imágenes capturadas durante estos eventos y el uso de cenizas recogidas de los Cerros Orientales de Bogotá; la serie refleja la devastadora realidad del paisaje entrópico, resaltando la urgencia de abordar las alteraciones atmosféricas y sus consecuencias.
Juan Carlos Zaldivar (La Habana, 1967) es un artista multidisciplinario radicado entre Miami y Búfalo (NY). Su obra se sumerge en la exploración de la transformación física y perceptual a través de proyectos cinematográficos y visuales. Inspirado por la danza Butoh y la animación a intervalos, su obra refleja la tensión entre la realidad subjetiva y la actualidad. Zaldivar desafía la dicotomía entre lo real y lo percibido mediante el uso de elementos como luz, sonido y cinética. Con un enfoque en la relación entre la naturaleza y las construcciones artificiales, su trabajo genera diálogos sobre identidad, historia y transculturalismo. Utilizando humor, narrativas sueltas y un respeto por lo invisible, crea instalaciones que invitan a la reflexión sobre nuestra conexión con el entorno. Juan Carlos Zaldivar se sitúa en el cruce de lo tangible y lo intangible, desafiando las nociones convencionales de la realidad a través de una expresión artística única y cautivadora.
Andrea Marín (Bogotá, 1989) Su obra se sumerge en la profunda exploración del habitar humano y su interacción con el entorno natural. Sus acercamientos plásticos están impregnados de una pregunta fundamental sobre nuestra existencia en el mundo, expresada a través del acto de habitar. Desde esta perspectiva, su obra se convierte en un diálogo entre el ser humano y su entorno, explorando la intersección entre la cultura y la naturaleza. A través de sus gestos plásticos, invita al espectador a reflexionar sobre la relación dinámica entre la cultura y la naturaleza, destacando la importancia de preservar la armonía entre ambos para un futuro sostenible.
Hector Garzón (Montería, 1993) su trabajo parte de una fascinación y admiración profunda por la naturaleza y los elementos que la componen. Su obra Paisajes Desérticos surge como una representación visual de datos sobre la deforestación en Colombia desde 2002 hasta 2022. Utilizando gráficos de barras como inspiración, Garzón convierte estos datos en paisajes cerámicos, reflejando la realidad de nuestro territorio en tonos tierra desérticos. Cada obra es única, pero juntas ofrecen una panorámica de la evolución de la deforestación en el país.
Camilo Bojacá (Sogamoso, 1985) presenta Vulnus, un proyecto en donde el cuerpo desnudo e indefenso de la mujer es símbolo del territorio conquistado, excavado y violentado. El cuerpo es entonces el escenario de la depredación, es el paisaje domesticado a través de la fuerza transformadora de la máquina, que se impone en un claro ejercicio de poder. Dichos territorios sufren la intervención a gran escala de nosotros los humanos. La herida (vulnus) es la huella de la intervención sobre ese cuerpo-territorio, es el signo de una biopolítica que lo aconducta, doméstica y lo altera. De manera que las luchas y resistencias desde el cuerpo, no son otras que las de los territorios para mantenerse vivos y estables, entendiéndose así, como parte de un sistema.
Tatiana Arocha (Nueva York, 1974) es una artista que creció en Colombia y hoy en día está radicada en Brooklyn. Su práctica artística explora la intimidad entre las personas y la tierra, enraizada en la memoria personal y su experiencia como inmigrante con énfasis en la comunidad, a través de intervenciones públicas y el intercambio de conocimientos. En la mayoría de los casos, las obras de Arocha vivifican y reconstruyen los vulnerables bosques tropicales de su tierra natal, enfrentándose a la pérdida ecológica, emocional y cultural causada por las economías extractivas y las prácticas coloniales. Al entrelazar tecnologías históricas y contemporáneas, el proceso y la artesanía poco convencionales de Arocha expresan su compleja relación con la naturaleza y la transformación cultural.
Alejandro Tobón (Medellín, 1978) reflexiona sobre los procesos históricos de colonización y aniquilamiento que transforman la relación con la tierra. Así, esta obra cuestiona las dinámicas bajo las cuales el territorio adquiere características mercantiles y, a pesar de ser un elemento natural común, se distribuye de manera sistemática y fragmentaria. Haciendo uso de formas geométricas y orgánicas, con principios constructivos propios de la artesanía, la arquitectura y la industria, Tobón crea una forma y superficie que ocupa un lugar e invita al espectador a interactuar, generando efectos y recorridos que dan cuenta de la presencia humana sobre el territorio.
Andrea Marín (Bogotá, 1989) Su obra se sumerge en la profunda exploración del habitar humano y su interacción con el entorno natural. Sus acercamientos plásticos están impregnados de una pregunta fundamental sobre nuestra existencia en el mundo, expresada a través del acto de habitar. Desde esta perspectiva, su obra se convierte en un diálogo entre el ser humano y su entorno, explorando la intersección entre la cultura y la naturaleza. A través de sus gestos plásticos, invita al espectador a reflexionar sobre la relación dinámica entre la cultura y la naturaleza, destacando la importancia de preservar la armonía entre ambos para un futuro sostenible.
Tatiana Arocha (Nueva York, 1974) es una artista que creció en Colombia y hoy en día está radicada en Brooklyn. Su práctica artística explora la intimidad entre las personas y la tierra, enraizada en la memoria personal y su experiencia como inmigrante con énfasis en la comunidad, a través de intervenciones públicas y el intercambio de conocimientos. En la mayoría de los casos, las obras de Arocha vivifican y reconstruyen los vulnerables bosques tropicales de su tierra natal, enfrentándose a la pérdida ecológica, emocional y cultural causada por las economías extractivas y las prácticas coloniales. Al entrelazar tecnologías históricas y contemporáneas, el proceso y la artesanía poco convencionales de Arocha expresan su compleja relación con la naturaleza y la transformación cultural.
Alejandro Tobón (Medellín, 1978) reflexiona sobre los procesos históricos de colonización y aniquilamiento que transforman la relación con la tierra. Así, esta obra cuestiona las dinámicas bajo las cuales el territorio adquiere características mercantiles y, a pesar de ser un elemento natural común, se distribuye de manera sistemática y fragmentaria. Haciendo uso de formas geométricas y orgánicas, con principios constructivos propios de la artesanía, la arquitectura y la industria, Tobón crea una forma y superficie que ocupa un lugar e invita al espectador a interactuar, generando efectos y recorridos que dan cuenta de la presencia humana sobre el territorio.
Eduard Moreno (Bogotá, 1975) Con una mirada introspectiva hacia su origen y su entorno, el trabajo de Eduard Moreno se entrelaza con preocupaciones personales y públicas. Su exploración del lugar liminal se manifiesta en la noción de archivo, revelando plásticamente la complejidad de su experiencia. En respuesta a la crisis climática, su obra Paisaje Entrópico I y II aborda la creciente frecuencia de incendios forestales en Colombia. A través de imágenes capturadas durante estos eventos y el uso de cenizas recogidas de los Cerros Orientales de Bogotá; la serie refleja la devastadora realidad del paisaje entrópico, resaltando la urgencia de abordar las alteraciones atmosféricas y sus consecuencias.
Hector Garzón (Montería, 1993) su trabajo parte de una fascinación y admiración profunda por la naturaleza y los elementos que la componen. Su obra Paisajes Desérticos surge como una representación visual de datos sobre la deforestación en Colombia desde 2002 hasta 2022. Utilizando gráficos de barras como inspiración, Garzón convierte estos datos en paisajes cerámicos, reflejando la realidad de nuestro territorio en tonos tierra desérticos. Cada obra es única, pero juntas ofrecen una panorámica de la evolución de la deforestación en el país.