«Impresiones sobre actualidad» es un proyecto de creación colectiva del artista José Ruiz, que inicialmente consistió en jornadas de impresión abierta, y con 7000 hojas de papel utilizó la palabra «HOY» como soporte conceptual para especular sobre el concepto de actualidad e intervenir el edificio de Espacio El Dorado. La metodología de participación consiste en que los visitantes (presenciales o virtuales) proponen un enunciado en español de máximo 25 caracteres que inicie con la palabra «HOY» y que aluda a su propia actualidad. El artista-tipógrafo imprime varias copias del enunciado y las utiliza para empapelar las salas de exhibición. Con la emergencia sanitaria causada por el COVID-19, el artista decidió iniciar una cuarentena de impresión para mantener la rutina. La lógica de participación colectiva sigue siendo la misma solo que a través de canales virtuales de comunicación. La cuarentena de Ruiz en el espacio duró 5 meses, en los que imprimió más de 8.000 carteles y material que hará parte de una publicación. La siguiente selección de obras hacen parte del acervo de la galería, compuesto de trabajos de artistas colombianos de distintas generaciones, que están relacionados precisamente con la actualidad.
Artista e historiador de arte, José Ruiz desarrolla sus prácticas artísticas y curatoriales alrededor de archivos de artistas, el cine, la arquitectura y la gráfica popular. Ha adelantado proyectos para el Museo La Tertulia en Cali, el Museo de Arte Contemporáneo de Bordeaux, Espacio Odeón, la Biblioteca Luis Ángel Arango, entre otros.
Julieth Morales se define como una artista Misak de nacimiento y mestiza por contexto. Su obra desafía las representaciones del sujeto indígena que desde finales del siglo XIX han sido constitutivas de la imagen de nación colombiana. Morales no se conforma por lo propuesto por el indigenismo que buscaba “volver a las raíces” para encontrar un pasado común, ni a los retratos etnográficos que mostraban a los indígenas congelados en el tiempo. Se aleja de la exotización con la que se tratan algunos artistas contemporáneos indígenas donde la ingenuidad y la “cosmovisión diferente” se vuelven motivos suficientes para consagrar una obra. Al ser parte del pueblo Misak, que desde finales del siglo XX lidera luchas políticas para recuperar sus tierras y tradiciones, Morales hace parte de una generación de indígenas profesionales que transitan entre lo urbano y lo rural y que por decisión propia están recuperando las tradiciones para oponerse al sistema económico actual que se caracteriza por sus prácticas extractivistas e individualistas.
El trabajo de Luz Adriana Vera representa una reflexión acerca de la experiencia de la construcción del género, y busca irrumpir la conceptualización esencialista del mismo propuesta por su contexto religioso. Vera trabaja desde el fotoperformance, el videoperformance y la instalación. Sus diversas acciones aluden a la violencia de la experiencia corpórea del cuerpo sexuado, a los límites societales que el dogma religioso impone sobre el cuerpo. Su metodología sigue la tradición de artistas feministas que reivindican medios tradicionalmente ‘femeninos’, como el bordado y la costura, y los eleva a un contexto artístico.
En su trabajo pictorico, María José explora la cuestión de la identidad, principalmente reflejada en los objetos que pertenecen a espacios domésticos como la medida del tiempo en un lugar habitado. Recientemente se ha interesado por indagar a través de la pintura por los sistemas de relaciones humanas, la complejidad de los espacios mentales, y las formas de medir el tiempo, traducidas en un lenguaje geométrico y esquemático sobre el lienzo sin bastidor, en una disposición modular y flexible que amplía las posibilidades del formato: puede ser cortado, colgado, doblado, y generalmente, instalado de formas muy dinámicas.
Alejandro parte de pensar la pintura como primer transmisor y en su trabajo hace consciencia de que más allá de la función todo objeto o diseño es documento de su lugar y tiempo de procedencia. Con los objetos y pinturas resultantes -residuo del método de trabajo- hace instalaciones que giran en torno a la noción de presente, su enajenación y definición visual-objetual. Si bien el componente principal de su propuesta se basa en la pintura, recientemente ha explorado otros medios, como el video, la fotografía y el textil.
¿De dónde viene el valor del dinero? ¿Cómo se ha construido históricamente? ¿Qué impacto han tenido las bonanzas en la construcción de América Latina? Son algunas de las preguntas que se hace Santiago Montoya y que busca responder desde el arte. Sus obras tienen un enfoque marcadamente material: si habla de oro, trabaja con oro. Por eso, la primera parte de su producción estuvo muy marcada por el trabajo con papel moneda de distintas partes del mundo. Hasta el momento, además del papel moneda y el oro, ha trabajado con esmeraldas, pirita, quina, cacao y cocaína, mostrando la carga simbólica y real que estos tienen en la construcción del proyecto nacional. Los espejismos, las promesas, los relatos de viajeros y un insistente análisis de los símbolos nacionales son algunos de los temas sobre los que indaga.
Gustavo Sorzano es a todas luces un personaje singular en el panorama artístico nacional. La naturaleza no objetual de la mayoría de su trabajo, y su manera de acoger el azar y la participación como ejes conceptuales, provienen de pensar que el arte consiste realmente del ejercicio intelectual de organizar el mundo a través de la creatividad. Es la inquietud formal y la narración subjetiva que cada quien se forma sobre las piezas lo que tiene valor artístico, y no alguna cualidad contenido en el objeto. La vida y obra de Leonardo Da Vinci ha sido una fascinación durante toda la carrera de Sorzano, personaje a quien profesa un particular simpatía por su espíritu curioso y multifacético. Desde los años 70 ha reinterpretado obras famosas de la historia del arte occidental a través del collage.
Mientras las artes visuales expandían sus alcances y nuevos formatos y eploraciones emergían durante la segunda mitad del siglo XX, Luis Caballero no se alejó de los cuerpos y del dibujo. A lo largo de su carrera perfeccionó la representación del cuerpo a través de dibujos cargados de violencia y erotismo en tensión, exaltando la belleza anatómica humana.
La obra de Beatriz González es inagotable, sea por las múltiples exploraciones técnicas a lo largo de su trayectoria, las numerosas referencias a la historia del arte y a la realidad nacional, o por la vigencia sostenida de su producción. Transitó de la experimentación al humor, y de la risa al llanto causado por el dolor de la guerra. Más allá de la temática abordada, toda el trabajo de Beatriz González se vio permeado por su indagación en el gusto popular y en la reproductibilidad de las imágenes en diversos medios.
El trabajo de Ana Mercedes Hoyos constituyó una exploración formal y constante del color y la luz a través de la pintura, con una cercanía al lenguaje pop. Ventanas fue un proyecto de pintura en el que a través de líneas y juegos de iluminación indagó por el color. Su tránsito fue de la abstracción hacia la figuración, e incluso expandió su búsqueda a la escultura.