Al monolito lo rodean otros troncos que no aguantaron en pie el temporal; y dos destellos. Uno causado por un fallo en el dispositivo fotográfico y el otro igualmente intencionado que lo generó en el proceso de revelado. Un destello de luz artificial -la luz generada por el flash- separa al sujeto del fondo en un ambiente que se contradice entre luz y sombra.
Este ambiente opera en una lógica de marco: el espacio delimitado por un encuadre en el que es propio encontrar orden y desorden, vacío y caos. El ambiente es, en efecto, la posibilidad previa de lo que puede emerger y construirse. La fotografía es el artefacto, mientras la cámara, es el dispositivo. Dispositivo y artefacto tienen el mismo fin, pero diferentes funciones.
El artista entiende a la fotografía dentro de una lógica que no opera a través de la noción de verdad, sino la imagen fotográfica como artefacto con sus respectivas dinámicas horizontales de documento y ficción.
Mateo Henríquez Acosta
Troncos desprendidos; y un reflejo, 2021
Impresión Giclée
150 cm x 150 cm