Un programa de la Cámara de Comercio de Bogotá
Un programa cultural de:
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La abstracción geométrica en Latinoamérica remonta sus inicios en el concretismo a través de las teorías de Teo Van Doesburgh (1918) que generaron una década mas tarde el manifiesto constructivista a través del grupo circulo y cuadrado (1931) que contaba entre sus fundadores al artista Uruguayo Joaquín Torres García cuyo regreso a Latinoamérica (1934) da inicio a una tradición geométrica que se manifiesta en América y que representara la identidad artística de la región alejándose de los canones tradicionales marcando un vinculo con las tendencias de post guerra del continente Europeo.
El estudio de la evolución histórica del concretismo en Latinoamérica nos ha llevado a descubrir los vínculos de la abstracción geométrica en Colombia en la hasta ahora desconocida faceta de uno de los grandes representantes del genero, el Maestro Jorge Riveros.
El propósito de la Galería Elvira Moreno es presentar las obras mas seminales en la evolución artística del maestro Riveros y exhibir por primera vez en su historia expositiva sus vínculos como fundador de uno de los mas influyentes grupos artísticos de la Europa de Post Guerra, el Semikolon Kunstergruppe en Alemania (1968).
La exhibición hace énfasis en el primordial uso por parte del maestro de materiales naturales como la madera en formas totémicas, identidad pública del grupo en la ciudad de Bonn en la década de los 60’s, el empleo de esta en relieves monocromáticos y las impresiones xilográficas logrando una revisión histórica hasta hoy inédita en la obra y vida del Maestro Jorge Riveros.
Galería Elvira Moreno es un espacio que representa artistas nacionales e internacionales establecidos y con carrera intermedia. Cultivando un programa interdisciplinario y destacando el arte contemporáneo, se enfoca en artistas con amplia trayectoria igualmente dispone de espacios para los más jóvenes, para aportar al desarrollo de la escena artística local.
Es un lugar diseñado para facilitar los diálogos entre el espectador, la obra de arte y los artistas, desde las distintas vertientes del arte contemporáneo y la inclusión de referentes nacionales e internacionales del arte moderno, que brindan un contexto fundamental a la producción artística contemporánea. Nuestros visitantes tendrán la oportunidad de interactuar de manera directa con los procesos creativos de los artistas, participando en charlas, conferencias, talleres educativos y visitas a sus espacios de trabajo.
Jorge Riveros nació el 10 de noviembre de 1934 en Ocaña, Norte de Santander. Siguiendo siempre la razón dorada o número áureo como un principio matemático y estético en su obra, ha dedicado su vida a la pintura como una práctica espiritual, una búsqueda de afirmación y voluntad, una forma de enaltecer la vida y de dignificar la realidad. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia desde 1951 hasta 1956, año en el que obtuvo el título de Maestro en Pintura y Profesor de Dibujo. En 1960 realizó su primera exposición individual de obra figurativo-impresionista. Riveros empezó siendo un artista figurativo, y su progresiva transformación en un artista abstracto se dio de forma completa en Alemania. En 1964 obtuvo su primer premio en el Salón de Artistas Santandereanos y luego viajó a Europa, donde realizó un curso de Historia de Arte en el Instituto de Cultura Hispánica y culminó su especialización en Pintura Mural en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, España. Un año después, en 1965, se trasladó a Alemania y realizó varias exposiciones individuales y colectivas en diferentes ciudades de este país. En 1969 incursionó en la abstracción geométrica y se unió al grupo de artistas conocido como “Semikolon”. En 1975 decidió regresar a Colombia, y ese mismo año fue nombrado como profesor en el Departamento de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia. En las décadas de 1980 y 1990, su obra presenta nuevas variaciones hacia el constructivismo con claras influencias del arte precolombino. El artista se acerca a una abstracción lírica, donde la pincelada, amplias gamas de colores oscuros, los elementos arquetípicos y las formas arquitectónicas y ornamentales se hacen más evidentes. A partir de 1997, y con más rigor después de 2010, Riveros retomó sus bocetos realizados en Alemania casi cuatro décadas atrás, -muchos de ellos dibujados a lápiz sobre pequeños papeles y cartones-, para continuar explorando la forma y el color. Actualmente, sigue trabajando incesantemente sobre los bocetos, trasladándolos al lienzo, con "regla y compás" en sus propias palabras, para hacer un retorno a la abstracción pura y concreta que se ve hoy más actual que nunca. Riveros "reaparece" en un momento en que la revisión histórica del arte latinoamericano, y su difusión a través de exposiciones y publicaciones, está cada vez más presente en los Estados Unidos y Europa. Riveros se muestra como un pintor singular y exigente, un artista que siempre defendió su intimidad y su autonomía, que prefirió la soledad del estudio a las batallas de la política del arte y que como ya anunciamos, practicó siempre el arte de la pintura como una defensa de la razón, como una herramienta de meditación, como una plataforma de elevación de lo espiritual y de defensa contra las flaquezas del ser humano. Durante toda su trayectoria artística, ha trabajado principalmente cuadros en acrílico y óleo sobre lienzo, esculturas en metal y proyectos para espacios públicos. Actualmente también realiza relieves y tótems en madera.
Jorge Riveros nació el 10 de noviembre de 1934 en Ocaña, Norte de Santander. Siguiendo siempre la razón dorada o número áureo como un principio matemático y estético en su obra, ha dedicado su vida a la pintura como una práctica espiritual, una búsqueda de afirmación y voluntad, una forma de enaltecer la vida y de dignificar la realidad. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia desde 1951 hasta 1956, año en el que obtuvo el título de Maestro en Pintura y Profesor de Dibujo. En 1960 realizó su primera exposición individual de obra figurativo-impresionista. Riveros empezó siendo un artista figurativo, y su progresiva transformación en un artista abstracto se dio de forma completa en Alemania. En 1964 obtuvo su primer premio en el Salón de Artistas Santandereanos y luego viajó a Europa, donde realizó un curso de Historia de Arte en el Instituto de Cultura Hispánica y culminó su especialización en Pintura Mural en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, España. Un año después, en 1965, se trasladó a Alemania y realizó varias exposiciones individuales y colectivas en diferentes ciudades de este país. En 1969 incursionó en la abstracción geométrica y se unió al grupo de artistas conocido como “Semikolon”. En 1975 decidió regresar a Colombia, y ese mismo año fue nombrado como profesor en el Departamento de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia. En las décadas de 1980 y 1990, su obra presenta nuevas variaciones hacia el constructivismo con claras influencias del arte precolombino. El artista se acerca a una abstracción lírica, donde la pincelada, amplias gamas de colores oscuros, los elementos arquetípicos y las formas arquitectónicas y ornamentales se hacen más evidentes. A partir de 1997, y con más rigor después de 2010, Riveros retomó sus bocetos realizados en Alemania casi cuatro décadas atrás, -muchos de ellos dibujados a lápiz sobre pequeños papeles y cartones-, para continuar explorando la forma y el color. Actualmente, sigue trabajando incesantemente sobre los bocetos, trasladándolos al lienzo, con "regla y compás" en sus propias palabras, para hacer un retorno a la abstracción pura y concreta que se ve hoy más actual que nunca. Riveros "reaparece" en un momento en que la revisión histórica del arte latinoamericano, y su difusión a través de exposiciones y publicaciones, está cada vez más presente en los Estados Unidos y Europa. Riveros se muestra como un pintor singular y exigente, un artista que siempre defendió su intimidad y su autonomía, que prefirió la soledad del estudio a las batallas de la política del arte y que como ya anunciamos, practicó siempre el arte de la pintura como una defensa de la razón, como una herramienta de meditación, como una plataforma de elevación de lo espiritual y de defensa contra las flaquezas del ser humano. Durante toda su trayectoria artística, ha trabajado principalmente cuadros en acrílico y óleo sobre lienzo, esculturas en metal y proyectos para espacios públicos. Actualmente también realiza relieves y tótems en madera.
Jorge Riveros nació el 10 de noviembre de 1934 en Ocaña, Norte de Santander. Siguiendo siempre la razón dorada o número áureo como un principio matemático y estético en su obra, ha dedicado su vida a la pintura como una práctica espiritual, una búsqueda de afirmación y voluntad, una forma de enaltecer la vida y de dignificar la realidad. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia desde 1951 hasta 1956, año en el que obtuvo el título de Maestro en Pintura y Profesor de Dibujo. En 1960 realizó su primera exposición individual de obra figurativo-impresionista. Riveros empezó siendo un artista figurativo, y su progresiva transformación en un artista abstracto se dio de forma completa en Alemania. En 1964 obtuvo su primer premio en el Salón de Artistas Santandereanos y luego viajó a Europa, donde realizó un curso de Historia de Arte en el Instituto de Cultura Hispánica y culminó su especialización en Pintura Mural en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, España. Un año después, en 1965, se trasladó a Alemania y realizó varias exposiciones individuales y colectivas en diferentes ciudades de este país. En 1969 incursionó en la abstracción geométrica y se unió al grupo de artistas conocido como “Semikolon”. En 1975 decidió regresar a Colombia, y ese mismo año fue nombrado como profesor en el Departamento de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia. En las décadas de 1980 y 1990, su obra presenta nuevas variaciones hacia el constructivismo con claras influencias del arte precolombino. El artista se acerca a una abstracción lírica, donde la pincelada, amplias gamas de colores oscuros, los elementos arquetípicos y las formas arquitectónicas y ornamentales se hacen más evidentes. A partir de 1997, y con más rigor después de 2010, Riveros retomó sus bocetos realizados en Alemania casi cuatro décadas atrás, -muchos de ellos dibujados a lápiz sobre pequeños papeles y cartones-, para continuar explorando la forma y el color. Actualmente, sigue trabajando incesantemente sobre los bocetos, trasladándolos al lienzo, con "regla y compás" en sus propias palabras, para hacer un retorno a la abstracción pura y concreta que se ve hoy más actual que nunca. Riveros "reaparece" en un momento en que la revisión histórica del arte latinoamericano, y su difusión a través de exposiciones y publicaciones, está cada vez más presente en los Estados Unidos y Europa. Riveros se muestra como un pintor singular y exigente, un artista que siempre defendió su intimidad y su autonomía, que prefirió la soledad del estudio a las batallas de la política del arte y que como ya anunciamos, practicó siempre el arte de la pintura como una defensa de la razón, como una herramienta de meditación, como una plataforma de elevación de lo espiritual y de defensa contra las flaquezas del ser humano. Durante toda su trayectoria artística, ha trabajado principalmente cuadros en acrílico y óleo sobre lienzo, esculturas en metal y proyectos para espacios públicos. Actualmente también realiza relieves y tótems en madera.