LGM GALERÍA

Contacto: Luis Guillermo Moreno
Calle 73 # 20c-73 Bogotá

LOS CARPINTEROS (Cuba) Hacer presencia y estar presente son acciones que inusitadamente coinciden en el mundo del arte, hasta el día en que de manera inesperada, su redimible poder sublimemente nos alcanza. Y es a ese memorable y efímero momento al que LGM Galería nos convoca a través de la extraordinaria exhibición del ya extinto colectivo Los Carpinteros, con obras de la colección de Dagoberto Rodríguez, acervo que comprende una década (2009-2018) de creatividad colectiva que en conjunto con Marcos Castillo, le dieran continuidad como binomio artístico hasta su separación en el 2018.

En la exhibición de Los Carpinteros que inaugura nuestro nuevo espacio, la creatividad del colectivo se hace presente integrando ejemplos icónicos de las múltiples series que identificaron su colaboración artística durante su última década de existencia. La obra de Los Carpinteros retó siempre nuestros sentidos y el pragmatismo de nuestras interpretaciones cotidianas, evidenció momentos históricos relevantes en su entorno, siempre de manera lúcida y lúdica. Sus obras son testimonios comprometidos con el tiempo que las inspiraron, y ocuparán siempre un espacio en momentos en que el análisis histórico revise el compromiso de su creatividad en el contexto en que fueron creadas.

En estos tiempos de transición histórica, LGM Galería tiene el privilegio de ofrecer una exhibición que invita a través del ingenio y agudeza de Los Carpinteros, a reposar nuestro incesante pensar para existir en un estado de contemplación absoluta, suspendidos en un tiempo imaginario en todos y cada uno de los multiversos presentes en la muestra.

Contacto

galeria
LGM GALERIA
Luis Guillermo Moreno
Calle 73 # 20c-73 Bogotá
3102168077
Los Carpinteros (Colectivo)
Sala De Lectura Precolombina, 2016
acuarela sobre papel
57x80
COP 69.192.000

Reseña del artista

Los Carpinteros La Habana, Cuba, 1992 – 2018 El colectivo cubano formado por Marco Antonio Castillo Valdés (Camagüey, Cuba, 1971) y Dagoberto Rodríguez Sánchez (Caibarién, Cuba, 1969), comenzó su andadura profesional en 1992, junto con Alexandre Arrechea, que en 2003 emprendió su carrera en solitario. En sus comienzos utilizaban materiales reciclados -sobre todo madera- para confeccionar sus obras, y adoptaron el nombre de su colectivo en 1994 para abrazar la tradición gremial de los artesanos y trabajadores calificados.  Fascinados por la intersección entre el arte y la vida cotidiana, Los Carpinteros fusionaron arquitectura, diseño, dibujo y escultura de formas extravagantes e impredecibles. Sus construcciones cuidadosamente elaboradas promueven un lenguaje visual humorístico de contradicción y transformación, como lo utilitario frente a lo inútil y la forma frente a la función. Sus dibujos y estudios, que hacen referencia a borradores técnicos y planos, se burlan de las primeras etapas de planificación involucradas en la creación de arte.  El colectivo Los Carpinteros es una pieza central del puzzle en permanente (re) construcción que es el arte contemporáneo latinoamericano. Pese a que estas categorías -regional, nacional o continental- resultan siempre reduccionistas y, en cierto sentido, fallidas, la producción de ambos artistas se nutre de una semilla desde la cual germinan todas sus obras: Cuba. A su vez, la isla comparte con el continente, desde el Golfo de México a la Patagonia, una serie de circunstancias que han reverberado de forma contundente en la creación artística de toda la región: hechos históricos, eventos político-sociales, una herida colonial maciza y transversal como Los Andes. Y junto a esto, una hibridez cultural que desafía todos los cánones y un sentido del humor capaz sostenerse en medio de la catástrofe. Es precisamente este carácter ambivalente, de dificultad y disfrute al mismo tiempo, lo que ha sido una fuente inagotable de inspiración para los artistas y ha marcado profundamente su universo creativo. Durante sus 26 años de trayectoria, Los Carpinteros experimentaron casi todas las disciplinas -escultura, fotografía, dibujo, instalación, video- utilizando una enorme diversidad de materiales -madera, ladrillo, papel, metal, plástico, concreto, tela, entre otros. En todos los casos, sus obras desafían al público, provocando un auténtico jaque intelectual, un golpe a su arquitectura mental, lógica y racional. “¿Pero esto?, ¿ahí?, ¿cómo?”, se pregunta el espectador desconcertado, frente a piezas cuya disfuncionalidad es un auténtica apología al equívoco. Aparentemente se trata de una cuestión formal, por ejemplo, cuando los artistas manipulan o deforman los objetos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, sus obras no presentan realmente ningún cambio físico, simplemente aparecen desplazadas de su contexto o su estado natural.  Tras 26 años juntos, este colectivo se disolvió en el verano de 2018, para buscar nuevos horizontes individuales. Sin embargo, sus piezas están presentes en distintas colecciones públicas y privadas, como la TATE Modern de Londres, el Centro Georges Pompidou de París, el MoMA de Nueva York o la Colección Daros Latinoamérica de Zúrich. 

Acerca del artista
Los Carpinteros (Colectivo)
PS Island I, 2015
acuarela sobre papel
113x200
COP 130.696.000

Reseña del artista

Los Carpinteros La Habana, Cuba, 1992 – 2018 El colectivo cubano formado por Marco Antonio Castillo Valdés (Camagüey, Cuba, 1971) y Dagoberto Rodríguez Sánchez (Caibarién, Cuba, 1969), comenzó su andadura profesional en 1992, junto con Alexandre Arrechea, que en 2003 emprendió su carrera en solitario. En sus comienzos utilizaban materiales reciclados -sobre todo madera- para confeccionar sus obras, y adoptaron el nombre de su colectivo en 1994 para abrazar la tradición gremial de los artesanos y trabajadores calificados.  Fascinados por la intersección entre el arte y la vida cotidiana, Los Carpinteros fusionaron arquitectura, diseño, dibujo y escultura de formas extravagantes e impredecibles. Sus construcciones cuidadosamente elaboradas promueven un lenguaje visual humorístico de contradicción y transformación, como lo utilitario frente a lo inútil y la forma frente a la función. Sus dibujos y estudios, que hacen referencia a borradores técnicos y planos, se burlan de las primeras etapas de planificación involucradas en la creación de arte.  El colectivo Los Carpinteros es una pieza central del puzzle en permanente (re) construcción que es el arte contemporáneo latinoamericano. Pese a que estas categorías -regional, nacional o continental- resultan siempre reduccionistas y, en cierto sentido, fallidas, la producción de ambos artistas se nutre de una semilla desde la cual germinan todas sus obras: Cuba. A su vez, la isla comparte con el continente, desde el Golfo de México a la Patagonia, una serie de circunstancias que han reverberado de forma contundente en la creación artística de toda la región: hechos históricos, eventos político-sociales, una herida colonial maciza y transversal como Los Andes. Y junto a esto, una hibridez cultural que desafía todos los cánones y un sentido del humor capaz sostenerse en medio de la catástrofe. Es precisamente este carácter ambivalente, de dificultad y disfrute al mismo tiempo, lo que ha sido una fuente inagotable de inspiración para los artistas y ha marcado profundamente su universo creativo. Durante sus 26 años de trayectoria, Los Carpinteros experimentaron casi todas las disciplinas -escultura, fotografía, dibujo, instalación, video- utilizando una enorme diversidad de materiales -madera, ladrillo, papel, metal, plástico, concreto, tela, entre otros. En todos los casos, sus obras desafían al público, provocando un auténtico jaque intelectual, un golpe a su arquitectura mental, lógica y racional. “¿Pero esto?, ¿ahí?, ¿cómo?”, se pregunta el espectador desconcertado, frente a piezas cuya disfuncionalidad es un auténtica apología al equívoco. Aparentemente se trata de una cuestión formal, por ejemplo, cuando los artistas manipulan o deforman los objetos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, sus obras no presentan realmente ningún cambio físico, simplemente aparecen desplazadas de su contexto o su estado natural.  Tras 26 años juntos, este colectivo se disolvió en el verano de 2018, para buscar nuevos horizontes individuales. Sin embargo, sus piezas están presentes en distintas colecciones públicas y privadas, como la TATE Modern de Londres, el Centro Georges Pompidou de París, el MoMA de Nueva York o la Colección Daros Latinoamérica de Zúrich. 

Acerca del artista
Los Carpinteros (Colectivo)
Extintor , 2011
Acero inoxidable, manguera de goma plástica
100x100x100
COP 283.000.000

Reseña del artista

Los Carpinteros La Habana, Cuba, 1992 – 2018 El colectivo cubano formado por Marco Antonio Castillo Valdés (Camagüey, Cuba, 1971) y Dagoberto Rodríguez Sánchez (Caibarién, Cuba, 1969), comenzó su andadura profesional en 1992, junto con Alexandre Arrechea, que en 2003 emprendió su carrera en solitario. En sus comienzos utilizaban materiales reciclados -sobre todo madera- para confeccionar sus obras, y adoptaron el nombre de su colectivo en 1994 para abrazar la tradición gremial de los artesanos y trabajadores calificados.  Fascinados por la intersección entre el arte y la vida cotidiana, Los Carpinteros fusionaron arquitectura, diseño, dibujo y escultura de formas extravagantes e impredecibles. Sus construcciones cuidadosamente elaboradas promueven un lenguaje visual humorístico de contradicción y transformación, como lo utilitario frente a lo inútil y la forma frente a la función. Sus dibujos y estudios, que hacen referencia a borradores técnicos y planos, se burlan de las primeras etapas de planificación involucradas en la creación de arte.  El colectivo Los Carpinteros es una pieza central del puzzle en permanente (re) construcción que es el arte contemporáneo latinoamericano. Pese a que estas categorías -regional, nacional o continental- resultan siempre reduccionistas y, en cierto sentido, fallidas, la producción de ambos artistas se nutre de una semilla desde la cual germinan todas sus obras: Cuba. A su vez, la isla comparte con el continente, desde el Golfo de México a la Patagonia, una serie de circunstancias que han reverberado de forma contundente en la creación artística de toda la región: hechos históricos, eventos político-sociales, una herida colonial maciza y transversal como Los Andes. Y junto a esto, una hibridez cultural que desafía todos los cánones y un sentido del humor capaz sostenerse en medio de la catástrofe. Es precisamente este carácter ambivalente, de dificultad y disfrute al mismo tiempo, lo que ha sido una fuente inagotable de inspiración para los artistas y ha marcado profundamente su universo creativo. Durante sus 26 años de trayectoria, Los Carpinteros experimentaron casi todas las disciplinas -escultura, fotografía, dibujo, instalación, video- utilizando una enorme diversidad de materiales -madera, ladrillo, papel, metal, plástico, concreto, tela, entre otros. En todos los casos, sus obras desafían al público, provocando un auténtico jaque intelectual, un golpe a su arquitectura mental, lógica y racional. “¿Pero esto?, ¿ahí?, ¿cómo?”, se pregunta el espectador desconcertado, frente a piezas cuya disfuncionalidad es un auténtica apología al equívoco. Aparentemente se trata de una cuestión formal, por ejemplo, cuando los artistas manipulan o deforman los objetos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, sus obras no presentan realmente ningún cambio físico, simplemente aparecen desplazadas de su contexto o su estado natural.  Tras 26 años juntos, este colectivo se disolvió en el verano de 2018, para buscar nuevos horizontes individuales. Sin embargo, sus piezas están presentes en distintas colecciones públicas y privadas, como la TATE Modern de Londres, el Centro Georges Pompidou de París, el MoMA de Nueva York o la Colección Daros Latinoamérica de Zúrich. 

Acerca del artista
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