Conversaciones
En el marco de ARTBO 2021, Beatriz Esguerra Arte presentará la exposición colectiva “Conversaciones”, una muestra que recopila la obra de seis artistas que trabajan la figuración y la abstracción, dos temáticas opuestas, y de cómo estas dialogan entre sí.
Por un lado, tenemos tres artistas quienes trabajan la figuración: Pablo Arrázola, Mario Arroyave y Teresa Currea.
Pablo Arrázola y Teresa Currea son grandes dibujantes y plasman sus universos sobre el papel. Currea construye escenarios mágicos mediante ensamblajes de figuras recortadas. Por otro lado, el dibujo de Arrázola es hiperrealista y busca resaltar las características particulares del papel y convertirlo también en un protagonista de la obra. Mario Arroyave trabaja la figuración digitalmente, ubicando a sus sujetos dentro de espacios construidos, calculados y surreales.
Tenemos también a tres artistas abstractos que son muy orgánicos en sus procesos. La obra de Santiago Uribe-Holguín resalta las características más puras de los materiales que utiliza, haciendo evidente la textura áspera de la arena y el polvo de mármol sobre el lienzo.
Carol Young emula el movimiento fluido de la naturaleza, del sonido de las plantas, del paso del tiempo. La obra de tanto Uribe-Holguín como de Young nos hace pensar en los orígenes terrenales de los materiales con los que trabajan.
Por último, encontramos la obra de Alejandro Saiz, cuyo espíritu es también sobrio y sutil. Saiz dibuja una serie de siluetas abstractas que se asemejan a lo que serían unos bosquejos de posibles esculturas, las cuales existen dentro de un espacio indeterminado y atemporal.
Desde su apertura en el año 2000, Beatriz Esguerra Arte ha promovido nacional e internacionalmente, artistas colombianos seleccionados. La galería promueve a sus artistas representados, desde los emergentes hasta los establecidos, a través de proyectos cuidadosamente seleccionados, exposiciones, publicaciones, participación en ferias de arte en los Estados Unidos y América Latina, y proyectos conjuntos con galerías estadounidenses.
BEA brinda asesoría y servicios en la comercialización de arte, curaduría de exhibiciones y colecciones y organización de eventos artísticos. Su página web, www.beatrizesguerra-art.com, se actualiza continuamente con las exhibiciones y actividades de la galería y los artistas, las obras disponibles para la venta y las noticias del mercado del arte local e internacional. La permanencia, trascendencia, inteligencia, estética, armonía y destreza son los valores que BEA busca y promueve en el arte. Para BEA, el arte está para enriquecer tanto el alma como la mente, en ese orden. Con una formación académica en historia del arte y más de 30 años de experiencia en el campo, Beatriz Esguerra, directora de la galería, busca enriquecer las vidas a través del arte, con integridad y profesionalismo.
Las delicadas creaciones de Teresa Currea yuxtaponen dibujos recortados - hechos con acuarela, grafito y lápices de color- objetos de cerámica y elementos encontrados como bombillos y enchufes. Dentro de una pequeña caja, Currea crea mundos surrealistas, multidimensionales y poeticos que embarcan al espectador en una aventura imaginaria. En sus obras, elementos opuestos y encuentros sin sentido crean un sutil equilibrio entre la realidad y la fantasía, que cuestiona nuestra verdadera percepción del mundo que nos rodea.
La obra de Santiago Uribe-Holguín ha estado en constante evolución a lo largo de su carrera. El artista siempre ha demostrado un interés por las capas y el acto de desenterrarlo que yace bajo ellas. Uribe-Holguín comenzó esta exploración utilizando materiales y texturas tales como la tierra, la arena y el polvo de mármol. Actualmente se encuentra ahondando en un trayecto con el color y la abstracción por medio de la pintura al óleo. Esta búsqueda inició en el 2017 con su serie Inmersiones. En ella, el artista se dedicó a desarrollar matices intensos y formas ambiguas, sin dejara un lado su fascinación por las capas. Ocasionalmente permite que los tonos que se encuentran abajo se asomen a través de un velo de pintura diluida. Después de unos años de continuar por este recorrido, sus obras más recientes demuestran la transformación que ha tenido su trabajo desde que comenzó este proceso. Maneja con maestría las pinceladas y los colores potentes que armonizan sobre los soportes que utiliza, usualmente papel o lienzo. Ninguna de estas piezas sobrecogedoras es como otra. Aunque comparten un estilo, no son reproducciones ni imitaciones de sí mismas. Mediante una selección espléndida de tonos y una manifestación particular de gestos, cada una genera una sensación distinta al ser contemplada.
La obra de Pedro Ruiz aborda temas sociales y políticos que afectan a países de todo el mundo. La naturaleza y el concepto de que es una fuerza que no podemos controlar y con la que debemos vivir en armonía, está siempre presente en sus obras. Ruiz ha desarrollado cuatro series fundamentales a través de pinturas e instalaciones: Love is in the Air, Desplazamientos, Oro y Colombianas Ligeras. Pedro Ruiz es hoy, uno de los artistas más importantes de Colombia. Fue condecorado por el Gobierno francés con la Orden de las Artes y las Letras y es embajador de Unicef por su firme compromiso de traducir sus mensajes artísticos en proyectos sociales. Ruiz tiene la capacidad de conectar con la mente y el corazón del público por su forma poética y estética de abordar temas globales como: el desplazamiento social, la fumigación de los cultivos de drogas y su efecto sobre la naturaleza, la minería agresiva, su consecuente destrucción de la naturaleza y su efecto sobre la población rural, y el contraste entre la vida urbana y rural, entre otros. Pedro Ruiz desarrolla sus obras a través de proyectos. Es un sobresaliente pintor y escultor que utiliza sus bases académicas para desarrollar proyectos artísticos que son vanguardistas y contemporáneos. Es esta combinación exitosa la que lo ha colocado como una de las estrellas emergentes de América Latina. En los últimos años su proyecto “Oro, espíritu de la naturaleza y el territorio” ha viajado a muchos países (ver CV) despertando los sentimientos más íntimos del público e impactando en las comunidades artísticas de estos países. Se han publicado dos hermosos libros de mesa de café que cubren la rica evolución de su carrera.
La obra de Pedro Ruiz aborda temas sociales y políticos que afectan a países de todo el mundo. La naturaleza y el concepto de que es una fuerza que no podemos controlar y con la que debemos vivir en armonía, está siempre presente en sus obras. Ruiz ha desarrollado cuatro series fundamentales a través de pinturas e instalaciones: Love is in the Air, Desplazamientos, Oro y Colombianas Ligeras. Pedro Ruiz es hoy, uno de los artistas más importantes de Colombia. Fue condecorado por el Gobierno francés con la Orden de las Artes y las Letras y es embajador de Unicef por su firme compromiso de traducir sus mensajes artísticos en proyectos sociales. Ruiz tiene la capacidad de conectar con la mente y el corazón del público por su forma poética y estética de abordar temas globales como: el desplazamiento social, la fumigación de los cultivos de drogas y su efecto sobre la naturaleza, la minería agresiva, su consecuente destrucción de la naturaleza y su efecto sobre la población rural, y el contraste entre la vida urbana y rural, entre otros. Pedro Ruiz desarrolla sus obras a través de proyectos. Es un sobresaliente pintor y escultor que utiliza sus bases académicas para desarrollar proyectos artísticos que son vanguardistas y contemporáneos. Es esta combinación exitosa la que lo ha colocado como una de las estrellas emergentes de América Latina. En los últimos años su proyecto “Oro, espíritu de la naturaleza y el territorio” ha viajado a muchos países (ver CV) despertando los sentimientos más íntimos del público e impactando en las comunidades artísticas de estos países. Se han publicado dos hermosos libros de mesa de café que cubren la rica evolución de su carrera.
La línea es la protagonista en la obra del artista colombiano Luis Alejandro Saiz. Para Saiz, la línea se afirma a sí misma porque es una entidad viva e interminable. "Cada forma que yo concibo en una línea es válida y consiste de su propia entidad. Surge de una expresión espontánea. Es mi intento de buscar, de reflexionar," dice el artista, para quien la gráfica es un tipo de lenguaje que refuerza el silencio. La obra de Saiz nace de una mezcla entre una práctica oriental y la meditación; permite una interrupción del diálogo interior y una grabación de este que sale a la superficie para permanecer capturado de una manera artística y tangible.
La línea es la protagonista en la obra del artista colombiano Luis Alejandro Saiz. Para Saiz, la línea se afirma a sí misma porque es una entidad viva e interminable. "Cada forma que yo concibo en una línea es válida y consiste de su propia entidad. Surge de una expresión espontánea. Es mi intento de buscar, de reflexionar," dice el artista, para quien la gráfica es un tipo de lenguaje que refuerza el silencio. La obra de Saiz nace de una mezcla entre una práctica oriental y la meditación; permite una interrupción del diálogo interior y una grabación de este que sale a la superficie para permanecer capturado de una manera artística y tangible.
La línea es la protagonista en la obra del artista colombiano Luis Alejandro Saiz. Para Saiz, la línea se afirma a sí misma porque es una entidad viva e interminable. "Cada forma que yo concibo en una línea es válida y consiste de su propia entidad. Surge de una expresión espontánea. Es mi intento de buscar, de reflexionar," dice el artista, para quien la gráfica es un tipo de lenguaje que refuerza el silencio. La obra de Saiz nace de una mezcla entre una práctica oriental y la meditación; permite una interrupción del diálogo interior y una grabación de este que sale a la superficie para permanecer capturado de una manera artística y tangible.
Usando la cerámica como su medio principal, las instalaciones y esculturas de Carol Young trascienden la percepción general del material, creando así un trabajo único, desafiante y hermoso. Su relación con la cerámica es íntima, el desarrollo de sus piezas intuitivo. Tiene la habilidad para emular lo orgánico, para moldear y manipular el material para crear objetos que podrían existir en la naturaleza. Pero en realidad son creaciones propias, resultado de su conocimiento de la cerámica, de su habilidad para interpretarla y re-significarla. Sin embargo, las piezas de Carol Young no pueden existir por sí solas. Requieren de la atención, de la contemplación del espectador para cobrar vida. Ellos serán quienes dotarán de sentido sus formas.
Usando la cerámica como su medio principal, las instalaciones y esculturas de Carol Young trascienden la percepción general del material, creando así un trabajo único, desafiante y hermoso. Su relación con la cerámica es íntima, el desarrollo de sus piezas intuitivo. Tiene la habilidad para emular lo orgánico, para moldear y manipular el material para crear objetos que podrían existir en la naturaleza. Pero en realidad son creaciones propias, resultado de su conocimiento de la cerámica, de su habilidad para interpretarla y re-significarla. Sin embargo, las piezas de Carol Young no pueden existir por sí solas. Requieren de la atención, de la contemplación del espectador para cobrar vida. Ellos serán quienes dotarán de sentido sus formas.
Usando la cerámica como su medio principal, las instalaciones y esculturas de Carol Young trascienden la percepción general del material, creando así un trabajo único, desafiante y hermoso. Su relación con la cerámica es íntima, el desarrollo de sus piezas intuitivo. Tiene la habilidad para emular lo orgánico, para moldear y manipular el material para crear objetos que podrían existir en la naturaleza. Pero en realidad son creaciones propias, resultado de su conocimiento de la cerámica, de su habilidad para interpretarla y re-significarla. Sin embargo, las piezas de Carol Young no pueden existir por sí solas. Requieren de la atención, de la contemplación del espectador para cobrar vida. Ellos serán quienes dotarán de sentido sus formas.
La obra de Santiago Uribe-Holguín ha estado en constante evolución a lo largo de su carrera. El artista siempre ha demostrado un interés por las capas y el acto de desenterrarlo que yace bajo ellas. Uribe-Holguín comenzó esta exploración utilizando materiales y texturas tales como la tierra, la arena y el polvo de mármol. Actualmente se encuentra ahondando en un trayecto con el color y la abstracción por medio de la pintura al óleo. Esta búsqueda inició en el 2017 con su serie Inmersiones. En ella, el artista se dedicó a desarrollar matices intensos y formas ambiguas, sin dejara un lado su fascinación por las capas. Ocasionalmente permite que los tonos que se encuentran abajo se asomen a través de un velo de pintura diluida. Después de unos años de continuar por este recorrido, sus obras más recientes demuestran la transformación que ha tenido su trabajo desde que comenzó este proceso. Maneja con maestría las pinceladas y los colores potentes que armonizan sobre los soportes que utiliza, usualmente papel o lienzo. Ninguna de estas piezas sobrecogedoras es como otra. Aunque comparten un estilo, no son reproducciones ni imitaciones de sí mismas. Mediante una selección espléndida de tonos y una manifestación particular de gestos, cada una genera una sensación distinta al ser contemplada.
Las delicadas creaciones de Teresa Currea yuxtaponen dibujos recortados - hechos con acuarela, grafito y lápices de color- objetos de cerámica y elementos encontrados como bombillos y enchufes. Dentro de una pequeña caja, Currea crea mundos surrealistas, multidimensionales y poeticos que embarcan al espectador en una aventura imaginaria. En sus obras, elementos opuestos y encuentros sin sentido crean un sutil equilibrio entre la realidad y la fantasía, que cuestiona nuestra verdadera percepción del mundo que nos rodea.
La obra de Santiago Uribe-Holguín ha estado en constante evolución a lo largo de su carrera. El artista siempre ha demostrado un interés por las capas y el acto de desenterrarlo que yace bajo ellas. Uribe-Holguín comenzó esta exploración utilizando materiales y texturas tales como la tierra, la arena y el polvo de mármol. Actualmente se encuentra ahondando en un trayecto con el color y la abstracción por medio de la pintura al óleo. Esta búsqueda inició en el 2017 con su serie Inmersiones. En ella, el artista se dedicó a desarrollar matices intensos y formas ambiguas, sin dejara un lado su fascinación por las capas. Ocasionalmente permite que los tonos que se encuentran abajo se asomen a través de un velo de pintura diluida. Después de unos años de continuar por este recorrido, sus obras más recientes demuestran la transformación que ha tenido su trabajo desde que comenzó este proceso. Maneja con maestría las pinceladas y los colores potentes que armonizan sobre los soportes que utiliza, usualmente papel o lienzo. Ninguna de estas piezas sobrecogedoras es como otra. Aunque comparten un estilo, no son reproducciones ni imitaciones de sí mismas. Mediante una selección espléndida de tonos y una manifestación particular de gestos, cada una genera una sensación distinta al ser contemplada.
La obra de Mario Arroyave refleja la inexistencia temporal que hace parte de la física del último siglo, donde nuestra percepción del tiempo lineal pasa a ser una ilusión, donde las acciones no emergen en el tiempo- espacio sino que crean una espacialidad y temporalidad propias y donde las interacciones de las personas que habitan o actúan en un lugar determinado crean un eco que resuena y se almacena dentro del mismo lugar. De esta manera se crean vastos paisajes que expanden ese espacio como resultado de la acumulación de las interacciones que se generan dentro de él, y estas, a su vez, se sintetizan en un solo instante atemporal. Partiendo del experimento fotográfico de Muybridge (que contribuiría con la creación de la cinematografía), Mario Arroyave construye secuencias de imágenes capturadas a intervalos de tiempo controlados, las inserta en un mismo espacio retratado y crea una noción de temporalidad donde los actores deambulan en un contradictorio tiempo estático. A diferencia de Muybridge, donde los fotogramas capturados se reproducen uno tras de otro generando una ilusión de movimiento, busca que en su obra colapsen armónicamente dentro de una imagen estática, componiendo una narrativa del espacio, una expansión de éste generada por la intervención de las personas y una extensión de fotogramas que emulan ser uno solo. De esta manera Arroyave construye líneas de tiempo sobre eventos reales, generando un imposible, que a su vez evidencia la futilidad del instante y de cómo el ser muta dentro de él. El acercamiento de Mario Arroyave (Espinal, Colombia, 1983) a la fotografía se inició empíricamente a sus 13 años, labor que cultivó en paralelo mientras realizaba estudios de ingeniería de sistemas y publicidad. En el año 2010 lanzó su carrera como artista plástico, participando en su primera exposición. Desde ese momento su carrera ha ido en ascenso, logrando establecerse como uno de los jóvenes artistas cuyo trabajo gira en torno a lenguajes fotográficos y con mayor reconocimiento en la escena artística nacional. Sus obras han sido exhibidas en muestras individuales y colectivas en galerías e instituciones en Bogotá, Medellín, Lima, Sao Paulo, Miami, Dallas, New York y Tokyo (entre otros).
La obra de Mario Arroyave refleja la inexistencia temporal que hace parte de la física del último siglo, donde nuestra percepción del tiempo lineal pasa a ser una ilusión, donde las acciones no emergen en el tiempo- espacio sino que crean una espacialidad y temporalidad propias y donde las interacciones de las personas que habitan o actúan en un lugar determinado crean un eco que resuena y se almacena dentro del mismo lugar. De esta manera se crean vastos paisajes que expanden ese espacio como resultado de la acumulación de las interacciones que se generan dentro de él, y estas, a su vez, se sintetizan en un solo instante atemporal. Partiendo del experimento fotográfico de Muybridge (que contribuiría con la creación de la cinematografía), Mario Arroyave construye secuencias de imágenes capturadas a intervalos de tiempo controlados, las inserta en un mismo espacio retratado y crea una noción de temporalidad donde los actores deambulan en un contradictorio tiempo estático. A diferencia de Muybridge, donde los fotogramas capturados se reproducen uno tras de otro generando una ilusión de movimiento, busca que en su obra colapsen armónicamente dentro de una imagen estática, componiendo una narrativa del espacio, una expansión de éste generada por la intervención de las personas y una extensión de fotogramas que emulan ser uno solo. De esta manera Arroyave construye líneas de tiempo sobre eventos reales, generando un imposible, que a su vez evidencia la futilidad del instante y de cómo el ser muta dentro de él. El acercamiento de Mario Arroyave (Espinal, Colombia, 1983) a la fotografía se inició empíricamente a sus 13 años, labor que cultivó en paralelo mientras realizaba estudios de ingeniería de sistemas y publicidad. En el año 2010 lanzó su carrera como artista plástico, participando en su primera exposición. Desde ese momento su carrera ha ido en ascenso, logrando establecerse como uno de los jóvenes artistas cuyo trabajo gira en torno a lenguajes fotográficos y con mayor reconocimiento en la escena artística nacional. Sus obras han sido exhibidas en muestras individuales y colectivas en galerías e instituciones en Bogotá, Medellín, Lima, Sao Paulo, Miami, Dallas, New York y Tokyo (entre otros).
La obra de Mario Arroyave refleja la inexistencia temporal que hace parte de la física del último siglo, donde nuestra percepción del tiempo lineal pasa a ser una ilusión, donde las acciones no emergen en el tiempo- espacio sino que crean una espacialidad y temporalidad propias y donde las interacciones de las personas que habitan o actúan en un lugar determinado crean un eco que resuena y se almacena dentro del mismo lugar. De esta manera se crean vastos paisajes que expanden ese espacio como resultado de la acumulación de las interacciones que se generan dentro de él, y estas, a su vez, se sintetizan en un solo instante atemporal. Partiendo del experimento fotográfico de Muybridge (que contribuiría con la creación de la cinematografía), Mario Arroyave construye secuencias de imágenes capturadas a intervalos de tiempo controlados, las inserta en un mismo espacio retratado y crea una noción de temporalidad donde los actores deambulan en un contradictorio tiempo estático. A diferencia de Muybridge, donde los fotogramas capturados se reproducen uno tras de otro generando una ilusión de movimiento, busca que en su obra colapsen armónicamente dentro de una imagen estática, componiendo una narrativa del espacio, una expansión de éste generada por la intervención de las personas y una extensión de fotogramas que emulan ser uno solo. De esta manera Arroyave construye líneas de tiempo sobre eventos reales, generando un imposible, que a su vez evidencia la futilidad del instante y de cómo el ser muta dentro de él. El acercamiento de Mario Arroyave (Espinal, Colombia, 1983) a la fotografía se inició empíricamente a sus 13 años, labor que cultivó en paralelo mientras realizaba estudios de ingeniería de sistemas y publicidad. En el año 2010 lanzó su carrera como artista plástico, participando en su primera exposición. Desde ese momento su carrera ha ido en ascenso, logrando establecerse como uno de los jóvenes artistas cuyo trabajo gira en torno a lenguajes fotográficos y con mayor reconocimiento en la escena artística nacional. Sus obras han sido exhibidas en muestras individuales y colectivas en galerías e instituciones en Bogotá, Medellín, Lima, Sao Paulo, Miami, Dallas, New York y Tokyo (entre otros).
La identidad y el paisaje se construyen mutuamente. Crean un diálogo donde la identidad es el resultado de cómo nos apropiamos del paisaje, y el paisaje es el producto de la incidencia de dicha identidad sobre el espacio. La convergencia de estos dos conceptos crean infinitas posibilidades narrativas. Arrázola intenta aprehender el aspecto y los gestos del cuerpo, y su interacción con el espacio, para generar narrativas visuales. Su obra apela a la experiencia, mirada y memoria del observador, para crear historias que invitan a reflexionar sobre lo presente y lo aparentemente ausente.
La identidad y el paisaje se construyen mutuamente. Crean un diálogo donde la identidad es el resultado de cómo nos apropiamos del paisaje, y el paisaje es el producto de la incidencia de dicha identidad sobre el espacio. La convergencia de estos dos conceptos crean infinitas posibilidades narrativas. Arrázola intenta aprehender el aspecto y los gestos del cuerpo, y su interacción con el espacio, para generar narrativas visuales. Su obra apela a la experiencia, mirada y memoria del observador, para crear historias que invitan a reflexionar sobre lo presente y lo aparentemente ausente.
La identidad y el paisaje se construyen mutuamente. Crean un diálogo donde la identidad es el resultado de cómo nos apropiamos del paisaje, y el paisaje es el producto de la incidencia de dicha identidad sobre el espacio. La convergencia de estos dos conceptos crean infinitas posibilidades narrativas. Arrázola intenta aprehender el aspecto y los gestos del cuerpo, y su interacción con el espacio, para generar narrativas visuales. Su obra apela a la experiencia, mirada y memoria del observador, para crear historias que invitan a reflexionar sobre lo presente y lo aparentemente ausente.
Las delicadas creaciones de Teresa Currea yuxtaponen dibujos recortados - hechos con acuarela, grafito y lápices de color- objetos de cerámica y elementos encontrados como bombillos y enchufes. Dentro de una pequeña caja, Currea crea mundos surrealistas, multidimensionales y poeticos que embarcan al espectador en una aventura imaginaria. En sus obras, elementos opuestos y encuentros sin sentido crean un sutil equilibrio entre la realidad y la fantasía, que cuestiona nuestra verdadera percepción del mundo que nos rodea.
La obra de Pedro Ruiz aborda temas sociales y políticos que afectan a países de todo el mundo. La naturaleza y el concepto de que es una fuerza que no podemos controlar y con la que debemos vivir en armonía, está siempre presente en sus obras. Ruiz ha desarrollado cuatro series fundamentales a través de pinturas e instalaciones: Love is in the Air, Desplazamientos, Oro y Colombianas Ligeras. Pedro Ruiz es hoy, uno de los artistas más importantes de Colombia. Fue condecorado por el Gobierno francés con la Orden de las Artes y las Letras y es embajador de Unicef por su firme compromiso de traducir sus mensajes artísticos en proyectos sociales. Ruiz tiene la capacidad de conectar con la mente y el corazón del público por su forma poética y estética de abordar temas globales como: el desplazamiento social, la fumigación de los cultivos de drogas y su efecto sobre la naturaleza, la minería agresiva, su consecuente destrucción de la naturaleza y su efecto sobre la población rural, y el contraste entre la vida urbana y rural, entre otros. Pedro Ruiz desarrolla sus obras a través de proyectos. Es un sobresaliente pintor y escultor que utiliza sus bases académicas para desarrollar proyectos artísticos que son vanguardistas y contemporáneos. Es esta combinación exitosa la que lo ha colocado como una de las estrellas emergentes de América Latina. En los últimos años su proyecto “Oro, espíritu de la naturaleza y el territorio” ha viajado a muchos países (ver CV) despertando los sentimientos más íntimos del público e impactando en las comunidades artísticas de estos países. Se han publicado dos hermosos libros de mesa de café que cubren la rica evolución de su carrera.