Jose Ricardo Contreras González

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Ellas, 2022
Instalación

El proyecto busca utilizar la carga histórica que tiene el retrato como género pictórico, para buscar el indulto de tres gallinas a través del valor económico y simbólico que pueda dársele a una pintura al óleo, en contraposición de la presencia de este ser a través del tiempo. Un pollo de engorde al día 42 está listo para el sacrificio, mientras que su esperanza de vida puede ser de 5 a 10 años si se les permite envejecer y si es cuidado.

Con esta acción se busca plantear preguntas sobre nuestra relación con las especies que cohabitan nuestro entorno, preguntas sobre el valor de la representación y la vida, sobre la automatización de la muerte y nuestra alimentación, y sobre el cuidado de los seres.
  
¿Cómo podemos cambiar nuestra relación con todo lo que llamamos naturaleza si parece que no nos incluimos dentro de esta definición?  

Tanto los animales como las plantas ━y todo lo que compone el paisaje━ hacen parte de un ciclo natural que se complementa y nos ha dado todos los elementos que han creado nuestro mundo. A veces parece que a la especie humana ━o al sistema cultural, político y económico que desarrolló━ se le olvida que es completamente ecodependiente. Parece ser que se le ha declarado la guerra a la vida en el sentido que se tiene como expectativa un crecimiento infinito de la economía y del bienestar, sin pensar que esto se sustenta en recursos naturales que son finitos y complejos, que no todo lo que está por fuera de la especie humana es un recurso a explotar para nuestro beneficio.  

¿Cómo a través del cuidado y todo lo que esto implica de un ser como una gallina podemos reflexionar sobre esto? ¿Por qué pensar el valor de la vida y nuestra relación con la muerte a través de una representación?  

La pandemia, la cuarentena y todas las especulaciones que se dieron en torno al origen del virus nos hicieron reflexionar sobre nuestra relación con los otros seres que habitan el mundo. Conforme las ciudades se desocuparon, vimos a través de nuestras pantallas, y quizás en vivo, algunas especies que ante el silencio de la urbe y la desaparición de los humanos se atrevieron a salir, a caminar por las calles. En medio de esto, un virus de exceso de información circulaba por la red llenándonos de pánico y miedo hacia el otro: el otro humano y el otro no humano. Aunque también había momentos donde se reclamaba por la empatía y un cambio de paradigma.  

Tres años después, a veces parece que todo volvió a ser como antes, pero ya muchos no están. «Y quiero pensar que algo cambió, pero a veces lo dudo»

, Colombia

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