AL MARGEN Una curada selección de artistas considerados marginales bajo los contextos en los que su práctica se desarrolla ya sea por su orientación sexual, censura política y social, castización étnica, desarrollo autodidacta o condición migratoria.
Desde nuestros inicios hemos reconocido el aporte vital de artistas cuyas condiciones migratorias los llevan a confrontar a diario las dificultades de aceptación y pertenencia incidentemente, la diáspora Venezolana. De igual manera, aquellos que marginados por su orientación sexual y definición de genero han sido no solo legalmente castigados y socialmente castizados sino además culturalmente condenados al ostracismo a pesar de sus inmensas contribuciones culturales y artísticas. Los regímenes totalitarios abundan en la historia de América Latina y muchos son los artistas que fieles a una visión de libertad desafían la censura y persecución de los regímenes bajo los cuales su práctica militante se desarrolla y al igual que aquellos a los que una estratificación social los ha catalogado históricamente como ciudadanos secundarios en base a su etnia o raza, sostienen en continuidad su fuerza creativa y artística junto con aquellos que desafían la hermética intelectualidad de aquellos que, autoproclamados ‘guardianes culturales’, consideran al autodidacta como una subclasificación en el mundo de la cultura y el arte.
A aquellos en nuestro acervo de artistas que trabajaron arduamente en la anonimidad, marginados, ignorados o descartados socialmente y culturalmente, dedicamos nuestra participación en ArtBo 2023 solidarizándonos en consecuencia con su vocación, fidelidad al arte y solidos principios.
Desde sus inicios, la Galería Elvira Moreno se ha consolidado como un espacio enfocado en la investigación, la experimentación y la visibilización de propuestas artísticas que reflexionan sobre la trascendencia del arte contemporáneo en relación y diálogo con sus contextos geográficos, políticos y sociales y las influencias históricas que el arte Colombiano y latinoamericano tienen en la escena internacional del campo cultural al igual que una revisión crítica, de los diversos movimientos y vanguardias modernistas del siglo XX. Su directora Elvira Moreno, se ha esforzado por liderar bajo un enfoque multidisciplinario proyectos que albergan en su programación disciplinas variadas como la digitalización videográfica, la danza, la música y la gastronomía a través de propuestas que utilizan tecnologías experimentales, aplicándose a las exigencias de las diversas industrias culturales del presente. Nuestro espacio se encuentra ubicado en el Barrio San Felipe, en el Distrito de las Artes de Bogotá́ que, hoy en día se ha convertido en un sector de gran impulso y vida creativa en donde convergen galerías, talleres de artistas y plataformas que promueven las diversas corrientes del acontecer artístico, influyendo capitalmente en la morfología cultural de la Colombia de hoy. La galería Elvira Moreno es un centro de reflexión humanista que se enfoca en la representación de artistas emergentes y establecidos, pero también se preocupa por visibilizar el legado de aquellos artistas referenciales en la historia del arte nacional e internacional a través de una gestión programática que implica la coordinación de exhibiciones documentales, participación en ferias de arte y a través de proyectos colaborativos con galerías, curadores y organizaciones culturales internacionales. Nuestra principal misión es establecer un diálogo franco, coherente y permanente con nuestras audiencias a través de un enfoque institucional que se apoya principalmente en proyectos investigativos sustentados, a objeto de establecer una relación dialógica desde un horizonte cultural e histórico con la academia, el coleccionismo especializado y el público que nos apoya.
Antonio Pichillá Quiacaín (Maya Tz’utujil). Vive y trabaja en el lago Atitlán, Guatemala. Pichillá asistió a la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Rafael Rodríguez Padilla Guatemala de 1999 a 2003. Miembro del estudio de investigación TEI-CA en el grupo de ciencia y arte, con métodos interdisciplinarios de estudio e investigación en torno al arte contemporáneo dirigido por Roberto Cabrera entre 2001 y 2014, Quiacaín estuvo en residencia en la fundación nuevas raíces, Antigua Guatemala en 2016. Statement La naturaleza es un pilar en la cosmovisión de los pueblos mayas. Todos los seres son parte de un mismo sistema vivo. La madre tierra o madre naturaleza es contenedora de la vida: un árbol, una piedra, el agua, el cielo, el viento… todo posee el mismo soplo de vida que lo hace acreedor del más profundo respeto. Últimamente mi producción artística está relacionada al textil y a mi vivencia y cercanía desde la infancia hacia mi madre tejedora. Por tal razón el acto de tejer en el telar de cintura representa para mí la conexión del cuerpo con el textil, el textil con el tronco de un árbol, el árbol con sus raíces en la madre naturaleza y el textil termina siendo como el ombligo umbilical. Tejer textil en un bosque –enredarme entre el cuerpo y el alma– es una manifestación de la estrecha relación entre la madre naturaleza y el ser humano; sin embargo, el telar industrial separó a este de la tierra. Al regresar al cuerpo el telar de cintura, restauro la conexión entre el cuerpo, el textil y la madre naturaleza.” A nuestras madres. Antonio Pichillá
Antonio Pichillá Quiacaín (Maya Tz’utujil). Vive y trabaja en el lago Atitlán, Guatemala. Pichillá asistió a la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Rafael Rodríguez Padilla Guatemala de 1999 a 2003. Miembro del estudio de investigación TEI-CA en el grupo de ciencia y arte, con métodos interdisciplinarios de estudio e investigación en torno al arte contemporáneo dirigido por Roberto Cabrera entre 2001 y 2014, Quiacaín estuvo en residencia en la fundación nuevas raíces, Antigua Guatemala en 2016. Statement La naturaleza es un pilar en la cosmovisión de los pueblos mayas. Todos los seres son parte de un mismo sistema vivo. La madre tierra o madre naturaleza es contenedora de la vida: un árbol, una piedra, el agua, el cielo, el viento… todo posee el mismo soplo de vida que lo hace acreedor del más profundo respeto. Últimamente mi producción artística está relacionada al textil y a mi vivencia y cercanía desde la infancia hacia mi madre tejedora. Por tal razón el acto de tejer en el telar de cintura representa para mí la conexión del cuerpo con el textil, el textil con el tronco de un árbol, el árbol con sus raíces en la madre naturaleza y el textil termina siendo como el ombligo umbilical. Tejer textil en un bosque –enredarme entre el cuerpo y el alma– es una manifestación de la estrecha relación entre la madre naturaleza y el ser humano; sin embargo, el telar industrial separó a este de la tierra. Al regresar al cuerpo el telar de cintura, restauro la conexión entre el cuerpo, el textil y la madre naturaleza.” A nuestras madres. Antonio Pichillá
Antonio Pichillá Quiacaín (Maya Tz’utujil). Vive y trabaja en el lago Atitlán, Guatemala. Pichillá asistió a la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Rafael Rodríguez Padilla Guatemala de 1999 a 2003. Miembro del estudio de investigación TEI-CA en el grupo de ciencia y arte, con métodos interdisciplinarios de estudio e investigación en torno al arte contemporáneo dirigido por Roberto Cabrera entre 2001 y 2014, Quiacaín estuvo en residencia en la fundación nuevas raíces, Antigua Guatemala en 2016. Statement La naturaleza es un pilar en la cosmovisión de los pueblos mayas. Todos los seres son parte de un mismo sistema vivo. La madre tierra o madre naturaleza es contenedora de la vida: un árbol, una piedra, el agua, el cielo, el viento… todo posee el mismo soplo de vida que lo hace acreedor del más profundo respeto. Últimamente mi producción artística está relacionada al textil y a mi vivencia y cercanía desde la infancia hacia mi madre tejedora. Por tal razón el acto de tejer en el telar de cintura representa para mí la conexión del cuerpo con el textil, el textil con el tronco de un árbol, el árbol con sus raíces en la madre naturaleza y el textil termina siendo como el ombligo umbilical. Tejer textil en un bosque –enredarme entre el cuerpo y el alma– es una manifestación de la estrecha relación entre la madre naturaleza y el ser humano; sin embargo, el telar industrial separó a este de la tierra. Al regresar al cuerpo el telar de cintura, restauro la conexión entre el cuerpo, el textil y la madre naturaleza.” A nuestras madres. Antonio Pichillá
Magola Moreno es una artista que define a cabalidad el término “Ars Gratia Artis”, frase griega que describe aquella acción que consiste en crear arte por amor al arte, llevándolo a estar presente sin otro fin que no sea su presencia misma, ajeno al academicismo, inmune a la crítica y subordinado únicamente a su expresión pictórica y su proceso creativo. Magola pinta aisladamente en las afueras de un asentamiento comunal en las faldas de la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia, Pueblo Bello (también llamada 'Arumake' o 'santuario' en la lengua étnica local), una aldea rural rodeada de asentamientos amerindios de las tribus Arhuaco y k ogui, y con una población mayoritariamente étnica; es de esta comunidad plural de donde provienen los personajes que habitan sus pinturas. A través de la intimidad de su obra, Magola Moreno propone un acercamiento inmersivo al entorno de sus personajes; para ellos crea condiciones idealistas con el propósito de resignificar su presencia en un lugar ajeno al suyo, un imaginario opuesto a la realidad que viven, en donde recuperan no sólo su derecho de ciudadanía sino también ejercen un sentido de idealización aspiracional sobre sí mismos.
Magola Moreno es una artista que define a cabalidad el término “Ars Gratia Artis”, frase griega que describe aquella acción que consiste en crear arte por amor al arte, llevándolo a estar presente sin otro fin que no sea su presencia misma, ajeno al academicismo, inmune a la crítica y subordinado únicamente a su expresión pictórica y su proceso creativo. Magola pinta aisladamente en las afueras de un asentamiento comunal en las faldas de la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia, Pueblo Bello (también llamada 'Arumake' o 'santuario' en la lengua étnica local), una aldea rural rodeada de asentamientos amerindios de las tribus Arhuaco y k ogui, y con una población mayoritariamente étnica; es de esta comunidad plural de donde provienen los personajes que habitan sus pinturas. A través de la intimidad de su obra, Magola Moreno propone un acercamiento inmersivo al entorno de sus personajes; para ellos crea condiciones idealistas con el propósito de resignificar su presencia en un lugar ajeno al suyo, un imaginario opuesto a la realidad que viven, en donde recuperan no sólo su derecho de ciudadanía sino también ejercen un sentido de idealización aspiracional sobre sí mismos.
Magola Moreno es una artista que define a cabalidad el término “Ars Gratia Artis”, frase griega que describe aquella acción que consiste en crear arte por amor al arte, llevándolo a estar presente sin otro fin que no sea su presencia misma, ajeno al academicismo, inmune a la crítica y subordinado únicamente a su expresión pictórica y su proceso creativo. Magola pinta aisladamente en las afueras de un asentamiento comunal en las faldas de la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia, Pueblo Bello (también llamada 'Arumake' o 'santuario' en la lengua étnica local), una aldea rural rodeada de asentamientos amerindios de las tribus Arhuaco y k ogui, y con una población mayoritariamente étnica; es de esta comunidad plural de donde provienen los personajes que habitan sus pinturas. A través de la intimidad de su obra, Magola Moreno propone un acercamiento inmersivo al entorno de sus personajes; para ellos crea condiciones idealistas con el propósito de resignificar su presencia en un lugar ajeno al suyo, un imaginario opuesto a la realidad que viven, en donde recuperan no sólo su derecho de ciudadanía sino también ejercen un sentido de idealización aspiracional sobre sí mismos.
Raúl Martínez (1 de noviembre de 1927 - 2 de abril de 1995) fue un pintor, diseñador, fotógrafo, muralista y artista gráfico cubano, mejor conocido por sus coloridos retratos pop-art de figuras políticas cubanas destacadas y menos conocido por su serie homoerótica creada en los últimos años de su vida como una fuerte declaración contra el régimen cubano y su censura. La revolución cubana influyó en la obra de Martínez cuando se produjo el bloqueo entre Estados Unidos y Cuba. Incluso entonces, la influencia de la revolución aún no tuvo un efecto sustancial en su cuerpo de trabajo, y aunque hubieron en ellas algunos elementos prestados del movimiento de arte pop en los Estados Unidos, Martínez simplemente tomó prestada la estructura serial más evidente en la tendencia estadounidense. Al igual que los artistas en los Estados Unidos, Martínez utilizó una imagen popular preexistente pero no profundizó realmente en la estética de los medios masivos, ni en los métodos de desensibilización utilizados por otros artistas norteamericanos de la época. En lugar de tomar imágenes de los medios, buscó imágenes tomadas de las vitrinas de los Centros de Trabajadores, imágenes que se produjeron sin tener en cuenta la estética en las mismas. En sus ultimos años, el trabajo de Martínez paso de la pintura estricta a un trabajo que incluyo imágenes fotográficas pintadas y a la implementación de collages fotográficos que usaban el homoerotismo en combinación con imágenes tomadas de códices mayas y aztecas e ilustraciones del Libro de los indios de Bartolomé de las Casas para ilustrar las atrocidades cometidas por los españoles colocadas junto con clips de reconocidos actores pornográficos norteamericanos, esta serie Martine la realizó para conmemorar el 500 aniversario del “descubrimiento” de América por parte del entonces reino de Castilla y para manifestar un acto de protesta contra la censura y la persecución impuesta por el régimen comunista de Castro. La censura prevalente nunca permitio que estas obras fueran expuestas y no es sino hasta esta ocasion que se exhiben publicamente y en conjunto.
Raúl Martínez (1 de noviembre de 1927 - 2 de abril de 1995) fue un pintor, diseñador, fotógrafo, muralista y artista gráfico cubano, mejor conocido por sus coloridos retratos pop-art de figuras políticas cubanas destacadas y menos conocido por su serie homoerótica creada en los últimos años de su vida como una fuerte declaración contra el régimen cubano y su censura. La revolución cubana influyó en la obra de Martínez cuando se produjo el bloqueo entre Estados Unidos y Cuba. Incluso entonces, la influencia de la revolución aún no tuvo un efecto sustancial en su cuerpo de trabajo, y aunque hubieron en ellas algunos elementos prestados del movimiento de arte pop en los Estados Unidos, Martínez simplemente tomó prestada la estructura serial más evidente en la tendencia estadounidense. Al igual que los artistas en los Estados Unidos, Martínez utilizó una imagen popular preexistente pero no profundizó realmente en la estética de los medios masivos, ni en los métodos de desensibilización utilizados por otros artistas norteamericanos de la época. En lugar de tomar imágenes de los medios, buscó imágenes tomadas de las vitrinas de los Centros de Trabajadores, imágenes que se produjeron sin tener en cuenta la estética en las mismas. En sus ultimos años, el trabajo de Martínez paso de la pintura estricta a un trabajo que incluyo imágenes fotográficas pintadas y a la implementación de collages fotográficos que usaban el homoerotismo en combinación con imágenes tomadas de códices mayas y aztecas e ilustraciones del Libro de los indios de Bartolomé de las Casas para ilustrar las atrocidades cometidas por los españoles colocadas junto con clips de reconocidos actores pornográficos norteamericanos, esta serie Martine la realizó para conmemorar el 500 aniversario del “descubrimiento” de América por parte del entonces reino de Castilla y para manifestar un acto de protesta contra la censura y la persecución impuesta por el régimen comunista de Castro. La censura prevalente nunca permitio que estas obras fueran expuestas y no es sino hasta esta ocasion que se exhiben publicamente y en conjunto.
Raúl Martínez (1 de noviembre de 1927 - 2 de abril de 1995) fue un pintor, diseñador, fotógrafo, muralista y artista gráfico cubano, mejor conocido por sus coloridos retratos pop-art de figuras políticas cubanas destacadas y menos conocido por su serie homoerótica creada en los últimos años de su vida como una fuerte declaración contra el régimen cubano y su censura. La revolución cubana influyó en la obra de Martínez cuando se produjo el bloqueo entre Estados Unidos y Cuba. Incluso entonces, la influencia de la revolución aún no tuvo un efecto sustancial en su cuerpo de trabajo, y aunque hubieron en ellas algunos elementos prestados del movimiento de arte pop en los Estados Unidos, Martínez simplemente tomó prestada la estructura serial más evidente en la tendencia estadounidense. Al igual que los artistas en los Estados Unidos, Martínez utilizó una imagen popular preexistente pero no profundizó realmente en la estética de los medios masivos, ni en los métodos de desensibilización utilizados por otros artistas norteamericanos de la época. En lugar de tomar imágenes de los medios, buscó imágenes tomadas de las vitrinas de los Centros de Trabajadores, imágenes que se produjeron sin tener en cuenta la estética en las mismas. En sus ultimos años, el trabajo de Martínez paso de la pintura estricta a un trabajo que incluyo imágenes fotográficas pintadas y a la implementación de collages fotográficos que usaban el homoerotismo en combinación con imágenes tomadas de códices mayas y aztecas e ilustraciones del Libro de los indios de Bartolomé de las Casas para ilustrar las atrocidades cometidas por los españoles colocadas junto con clips de reconocidos actores pornográficos norteamericanos, esta serie Martine la realizó para conmemorar el 500 aniversario del “descubrimiento” de América por parte del entonces reino de Castilla y para manifestar un acto de protesta contra la censura y la persecución impuesta por el régimen comunista de Castro. La censura prevalente nunca permitio que estas obras fueran expuestas y no es sino hasta esta ocasion que se exhiben publicamente y en conjunto.
Leal es un artista cuya obra es un manifiesto sin precedentes, reflejo profundo de una situación personal que exige nuestra atención y solidaridad y que de manera sutil y sublime nos presenta en cada una de ellas no sólo una invitación a la contemplación sino además a la reflexión. Cada Línea es un gesto interminable que utiliza las tramas de las telas para trazar metódica y compulsivamente la expresión de un nuevo lenguaje, –si supiéramos de antemano que en ese lenguaje se revela un desafío a la rigurosa e incesante censura que limita su expresión, entenderíamos que detrás de la obsesiva precisión de estas se gritan interminables clamores de inconformidad forjadas a través de innumerables horas de intensa aplicación, disciplina y entrega–. Cualquier adjetivo que pueda expresar el orgullo que tengo de presentar su mensaje y obra, no alcanza a describir la sensación que despierta que nuestro espacio reciba a tan históricamente relevante y trascendente artista.
Leal es un artista cuya obra es un manifiesto sin precedentes, reflejo profundo de una situación personal que exige nuestra atención y solidaridad y que de manera sutil y sublime nos presenta en cada una de ellas no sólo una invitación a la contemplación sino además a la reflexión. Cada Línea es un gesto interminable que utiliza las tramas de las telas para trazar metódica y compulsivamente la expresión de un nuevo lenguaje, –si supiéramos de antemano que en ese lenguaje se revela un desafío a la rigurosa e incesante censura que limita su expresión, entenderíamos que detrás de la obsesiva precisión de estas se gritan interminables clamores de inconformidad forjadas a través de innumerables horas de intensa aplicación, disciplina y entrega–. Cualquier adjetivo que pueda expresar el orgullo que tengo de presentar su mensaje y obra, no alcanza a describir la sensación que despierta que nuestro espacio reciba a tan históricamente relevante y trascendente artista.
Leal es un artista cuya obra es un manifiesto sin precedentes, reflejo profundo de una situación personal que exige nuestra atención y solidaridad y que de manera sutil y sublime nos presenta en cada una de ellas no sólo una invitación a la contemplación sino además a la reflexión. Cada Línea es un gesto interminable que utiliza las tramas de las telas para trazar metódica y compulsivamente la expresión de un nuevo lenguaje, –si supiéramos de antemano que en ese lenguaje se revela un desafío a la rigurosa e incesante censura que limita su expresión, entenderíamos que detrás de la obsesiva precisión de estas se gritan interminables clamores de inconformidad forjadas a través de innumerables horas de intensa aplicación, disciplina y entrega–. Cualquier adjetivo que pueda expresar el orgullo que tengo de presentar su mensaje y obra, no alcanza a describir la sensación que despierta que nuestro espacio reciba a tan históricamente relevante y trascendente artista.
Federico Ovalles tiene un lenguaje único que parte del entramado histórico y social de su origen venezolano, común a una región que se fraguó bajo promesas utópicas urbanas que derivaron en megápolis absurdamente distópicas. Es de esta incongruencia que Ovalles desarrolla un lenguaje único y emocionalmente distintivo el cual genera y satura la estética de su obra. En su trabajo existe un origen instintivo al igual que una racionalidad intuitiva que lo lleva a la búsqueda de una ‘heterotopía’, término que hace referencia a ese espacio extraño en donde se desafían lógica y orden y que hoy día se ha convertido en una “normalidad” en nuestra existencia urbana. Sus obras parten de los extremos de la utopía y la distopía, y crece orgánicamente hacia su nuevo orden heterotópico; en ella se establecen nuevos parámetros, se dignifican los deshechos de consumo y deconstrucción metódicamente encontrados en su camino y los redefine, despojándolos de su precariedad sublimándolos en extraordinarias obras de arte. Este ‘tropismo’, o crecimiento orgánico dirigido por un estímulo, dirige la investigación de Ovalles que busca en cada una de sus obras reafirmar la abstracción a través de la abstracción misma conjugando en ellas un nuevo adjetivo como lo define el apropiado título de esta muestra.
Federico Ovalles tiene un lenguaje único que parte del entramado histórico y social de su origen venezolano, común a una región que se fraguó bajo promesas utópicas urbanas que derivaron en megápolis absurdamente distópicas. Es de esta incongruencia que Ovalles desarrolla un lenguaje único y emocionalmente distintivo el cual genera y satura la estética de su obra. En su trabajo existe un origen instintivo al igual que una racionalidad intuitiva que lo lleva a la búsqueda de una ‘heterotopía’, término que hace referencia a ese espacio extraño en donde se desafían lógica y orden y que hoy día se ha convertido en una “normalidad” en nuestra existencia urbana. Sus obras parten de los extremos de la utopía y la distopía, y crece orgánicamente hacia su nuevo orden heterotópico; en ella se establecen nuevos parámetros, se dignifican los deshechos de consumo y deconstrucción metódicamente encontrados en su camino y los redefine, despojándolos de su precariedad sublimándolos en extraordinarias obras de arte. Este ‘tropismo’, o crecimiento orgánico dirigido por un estímulo, dirige la investigación de Ovalles que busca en cada una de sus obras reafirmar la abstracción a través de la abstracción misma conjugando en ellas un nuevo adjetivo como lo define el apropiado título de esta muestra.
Federico Ovalles tiene un lenguaje único que parte del entramado histórico y social de su origen venezolano, común a una región que se fraguó bajo promesas utópicas urbanas que derivaron en megápolis absurdamente distópicas. Es de esta incongruencia que Ovalles desarrolla un lenguaje único y emocionalmente distintivo el cual genera y satura la estética de su obra. En su trabajo existe un origen instintivo al igual que una racionalidad intuitiva que lo lleva a la búsqueda de una ‘heterotopía’, término que hace referencia a ese espacio extraño en donde se desafían lógica y orden y que hoy día se ha convertido en una “normalidad” en nuestra existencia urbana. Sus obras parten de los extremos de la utopía y la distopía, y crece orgánicamente hacia su nuevo orden heterotópico; en ella se establecen nuevos parámetros, se dignifican los deshechos de consumo y deconstrucción metódicamente encontrados en su camino y los redefine, despojándolos de su precariedad sublimándolos en extraordinarias obras de arte. Este ‘tropismo’, o crecimiento orgánico dirigido por un estímulo, dirige la investigación de Ovalles que busca en cada una de sus obras reafirmar la abstracción a través de la abstracción misma conjugando en ellas un nuevo adjetivo como lo define el apropiado título de esta muestra.