Colecciones y rumores

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Del 7 de septiembre al 7 de octubre
Curador: Nicolás Cadavid

Ordenar el mundo, aferrarse a él 

Entre 1927 y 1940, Walter Benjamin trabajó sin descanso en la que muchos afirman sería su obra más ambiciosa: El libro de los pasajes. Este libro inconcluso estaba compuesto casi en su totalidad por citas y comentarios extraídos de diversas fuentes, a propósito de los pasajes comerciales que abundaban en la París del siglo XIX. A falta de un texto aclaratorio por parte del filósofo alemán, podríamos decir que El libro de los pasajes no era más que un cúmulo de referencias inconexas que apuntaban a esbozar el panorama cultural de dicha época. A fuerza de coleccionar citas y menciones sobre estos lugares destinados al ocio, Benjamin creó una suerte de código que en su momento solo él comprendía, pero que con el tiempo fue revelándose como una suerte de atlas en el cual la suma de sus partes nos permitía acceder a una visión ampliada de la cultura del siglo XIX.

Atravesadas por el rumor y las conjeturas acerca de un texto incompleto y aparentemente inabarcable, las ideas esbozadas anteriormente nos permiten pensar en un conjunto de obras que, reunidas en torno a la presente exposición, abordan estrategias como el viaje, el archivo y la colección como una forma de acceder creativamente al paisaje y a la cultura popular. Pero también estas obras nos recuerdan a cierta práctica metodológica propia de las ciencias, la cual le permite a este grupo de artistas comprender simbólicamente el mundo que los rodea a partir de la exploración que hacen alrededor del territorio y en diversas fuentes de información, además de la recolección de muestras e indicios que finalmente ordenan, clasifican e interpretan.

De esta forma podemos comprender el trabajo de Nicolás Bonilla, quien recorre talleres de cerámica tradicional en diversas zonas de Colombia, Marruecos y España para atesorar fragmentos cerámicos de piezas rotas que en su conjunto nos permiten acercarnos, no solo a la larga tradición de esta práctica humana alrededor del mundo y su relación con el medio natural, sino también a su declive frente a la industria de plásticos y metales.

En esa misma línea, Harvey Fuentes desarrolla su trabajo a partir de recorridos por ciertas zonas del paisaje del Cañón del Chicamocha y, a pesar de lo inabarcable que puede llegar a ser este territorio, logra trazar una suerte de cartografía de esta zona recogiendo fragmentos petrificados de origen vegetal y animal, con los cuales construye un gabinete de curiosidades que da cuenta de la fragilidad de este emblemático territorio de la región oriental de Colombia.

Por su parte, Mónica Naranjo asume el paisaje, no desde la perspectiva del coleccionista, sino desde la de una exploradora que soporta su trabajo desde una visión que va más allá de los principios de la ciencia tradicional. Para Naranjo el rumor, la especulación y el desplazamiento a través de lo desconocido son herramientas por medio de las cuales podemos comprender el territorio como un cuerpo vivo que empuja al ser humano a sus límites físicos y mentales.

Andrés «Frix» Bustamante, quien se ha caracterizado por ser un apasionado coleccionista de fanzines y música, exhibe en su instalación parte de esta colección y apela a nociones como el conflicto, la grieta y el entramado para describir un trabajo con características rizomáticas que conserva entre su dispositivo discursivo y práctico, un espacio abierto donde es posible acumular información proveniente de los márgenes de la cultura popular.

Finalmente, el trabajo de Isabella Arenas propone una revisión al archivo de su padre —quien se desempeñaba como médico— enfocándose en los apuntes y fotografías sobre las malformaciones en neonatos. Arenas apela al impacto de estos casos para luego nutrirlos con la imaginería propia del cine de terror, creando una serie de piezas que nos invitan a pensar en la condición efímera de nuestro propio cuerpo.

Como Benjamin, los artistas presentes en esta muestra intentan ordenar y traducir su propio mundo uniendo fragmentos que por sí solos parecen permanecer en un profundo silencio. Tal como hacen los coleccionistas o los exploradores, este grupo de artistas trabaja con el caos y la angustia de aquello que puede perderse si no es atesorado o comprendido, porque hacer memoria no es sinónimo de recordar y coleccionar, es muy distinto a acumular. Coleccionar, por el contrario, es una forma de aferrarse al mundo mediante la praxis y los deseos que proyectan aquellos que buscan atesorar la frágil esencia sobre la que se soporta nuestra vida y nuestros actos. 

Sobre el curador

Nicolás Cadavid
Curador- Nicolás Cadavid

Maestro en Bellas Artes de la Universidad Industrial de Santander, y Magíster en Artes Visuales de la Universidad de Chile, programa del cual se graduó con la máxima distinción. Ha exhibido sus trabajos individual y colectivamente en proyectos y muestras nacionales e internacionales. Entre 2006 y 2017 fue director de Galería LaMutante, plataforma para el arte contemporáneo con sede en Bucaramanga, con la cual hizo parte de la selección oficial del Ministerio de Cultura de Colombia para la Feria Internacional ARCOMadrid 2015 y editó el libro Manual del Equilibrista en 2016. Se desempeña como profesor de los programas de Artes Plásticas de la Universidad Industrial de Santander y Literatura de la Universidad Autónoma de Bucaramanga.


Artistas participantes

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